Esta noche falleció en Valencia, a los 90 años, Antonio Mestre. Enrique Giménez López ha redactado un obituario para el recuerdo de un profesional con una extensa y destacada obra en la Historia Moderna Española, que desde la Fundación Española de Historia Moderna merece todo nuestro respeto y reconocimiento, con nuestro pésame para sus familiares y para todos sus compañeros y discípulos en la Universidad de Valencia.
Esta noche falleció en
Valencia, a los 90 años, Antonio Mestre. Enrique Giménez López ha redactado un
obituario para el recuerdo de un profesional con una extensa y destacada obra
en la Historia Moderna Española, que desde la Fundación Española de Historia
Moderna merece todo nuestro respeto y reconocimiento, con nuestro pésame para
sus familiares y para todos sus compañeros y discípulos en la Universidad de
Valencia.
EN LA MUERTE DE ANTONIO
MESTRE, RENOVADOR DE LOS ESTUDIOS SOBRE LA ILUSTRACION..
Los grandes maestros en la Universidad han sido aquellos
que han despertado vocaciones, los que a través de su actitud han logrado
apasionar a sus alumnos, que detectan de inmediato la identificación que existe
entre el profesor y la materia sobre la que trabaja. Ayer nos dejó uno de
ellos: Antonio Mestre, catedrático de la Universidad de Valencia y Alicante, y
desde 1979 el primer decano de la Facultad de Letras de la incipiente
Universidad lucentina.
La publicación de los primeros estudios
de Antonio Mestre vinieron a dar un giro total, copernicano, a lo que
era admitido en el mundo académico sobre la Ilustración española. En primer
lugar, la renovación de la cultura española no era cosa de la segunda mitad del
XVIII, ni tan siquiera de la instauración de la dinastía borbónica hace ahora más
de trescientos años, sino que se había iniciado en el reinado de Carlos II, a
fines del siglo XVII. Una minoría atraída por la novedades, y por ello
calificada de "novatores", habían sido los introductores en España de
nuevas concepciones culturales de carácter moderno, un carácter definido por su
concepción abierta de la labor científica y en su interés por una renovación de
la disciplina histórica, a la que el profesor Mestre dedicó una atención
prioritaria.
Junto a la novedad que suponía situar los orígenes de la
Ilustración a fines del XVII, al igual que sucedía en toda la Europa
occidental, la influencia francesa se diluía en las investigaciones del Dr.
Mestre, quien dedicó gran parte de su gigantesca labor historiográfica a sacar
a la luz la extraordinaria importancia del ilustrado valenciano Gregorio Mayans en la cultura española del Setecientos.
Antonio
Mestre es el impulsor de una obra sin parangón en la historiografía española
dedicada al siglo XVIII: la publicación de la ingente correspondencia mayansiana, de la que ya han aparecido 22 volúmenes, y ello
gracias a la labor benemérita, que debe ser destacada, del Ayuntamiento de
Oliva, la Diputación de Valencia y la Generalitat valenciana. Los miles de
cartas intercambiadas por el erudito desde su retiro olivense, muestran la
asombrosa actividad erudita y epistolar de uno de los mayores sabios
valencianos de todo tiempo, y en las que defendió el regalismo, el papel
relevante de los obispos en el gobierno de la Iglesia, la reforma de la
predicación y la lectura de la Biblia en lengua vernácula, como exponente de
una religiosidad interior, distinta a la exterior superficial y supersticiosa,
tan ampliamente extendida y sostenida por los enemigos de la Ilustración.
La
dilatada dedicación a la investigación del Dr. Mestre, siempre en la primera
fila académica, ha sido reconocida unánimemente como ejemplar por el mundo
universitario nacional e internacional, puesto que el profesor Mestre ha puesto rostro y poblado de
personajes un período clave de nuestro pasado, y también del pasado cultural
europeo, que, sencillamente, no existía con anterioridad, y por lo que en 1999
recibió la Alta Distinción de la Generalitat valenciana al Mérito Cultural.
Para quienes fuimos sus discípulos, parece que escribiera
el poeta y premio Cervantes Francisco Brines, también nacido en Oliva y amigo
íntimo de Antonio Mestre, un verso brillante, espléndido como todos los suyos,
extraído de un poema que comienza ?delante estaba el monte?, y que se titula
?el barranco de los pájaros?: ?Teníamos que subir todos juntos el más hermoso
monte?, y añade el poeta un consejo que invita a proseguir la senda abierta por
el Maestro Mestre para recorrer las cordilleras y las barrancadas de nuestro
siglo XVIII : ?Hay que olvidar el sitio, ser más fuerte que el destino ruin, y
con la noche, vergonzoso en la sombra, penetrar en una vastedad
desconocida?.
Enrique GIMÉNEZ